De los tres personajes que marcaron -académicamente- mi paso por la universidad, hay uno al que recuerdo de manera especial. Me refiero a un caballero de edad, canoso y alto, que más bien parecía el doble del viejo pascuero que un profesor universitario. Por el hecho de dictar una cátedra de Neurología, es que durante años ha sido conocido por «neurito» (uno de los componentes de la neurona).
Reprobé su ramo (como la gran mayoría de mis pares) y al año siguiente me propuse no rendirme aunque los
resultados no fueran los más deseables. Y eso era lo que él buscaba: generar en sus alumnos un espíritu de superación que nos llevara a querer saber más.
Era de esos profesores que más que enseñarte ciertos contenidos, te enseñaba de la vida. Así es como una vez, entre apuntes y libros, nos dió una definición de la palabra «franqueza»:
Franqueza es: «decir, no todo lo que se piensa, sino lo todo lo que hay que decir».


Hoy me acordé de él… y saqué del baúl de los recuerdos un extracto de un tango porteño que alguna vez fue citado por él:
«Alma, si tanto te han herido,
porque rechazar el olvido,
porque prefieres llorar lo que has perdido,
buscar lo que has querido,
llamar lo que murió…»
(si alguien sabe cómo continúa… )

Y ya van casi 5 años de eso.
Hay cosas personas que pasan rápido, pero que nunca se olvidan.

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